Las ONG de Taiwan ofrecen ayuda a las víctimas de minas terrestres y mejoran las vidas de los niños desfavorecidos en Myanmar.
En 2018, la vida mejoró para la granjera de Myanmar Saw Lar Htoo cuando recibió una nueva pierna por parte de la Fundación de Bienestar Social Edén (ESWF, siglas en inglés) con sede en la ciudad de Taipei y la Misión Lepra en Myanmar (TLMM, siglas en inglés). La mujer de 50 años, que había pisado una mina, fue una de las primeras beneficiarias de un programa de estas organizaciones no gubernamentales (ONG) destinado a proporcionar prótesis a 300 personas en la nación del Sudeste Asiático para el 2020. En virtud de este programa, la ESWF suministra las extremidades artificiales, mientras que los técnicos de la TLMM llevan a cabo la personalización de estas para cada persona en el lugar donde vive.
“Gracias a Edén y al equipo de prótesis móviles de la TLMM, obtuve una nueva pierna sin necesidad de viajar una gran distancia”, señaló Saw Lar Htoo, añadiendo estar “agradecida por su apoyo, porque de lo contrario me sería muy difícil ganarme la vida y criar a mis seis hijos”.
Se espera que alrededor de 300 víctimas de minas terrestres tengan extremidades artificiales para 2020 bajo un programa de colaboración entre la Fundación de Bienestar Social Edén de Taipei y la TLMM. (Fotos cortesía de la Misión Lepra en Myanmar)
Establecida en 1982, la ESWF tiene el compromiso de ayudar a las personas con discapacidades físicas en su país y en el extranjero. La fundación se convirtió en miembro de la Campaña Internacional para Prohibir las Minas Terrestres en 1997, uniéndose a los esfuerzos mundiales para avanzar en la eliminación de minas y entregar ayuda a las víctimas. Trabaja con varios grupos de Myanmar en proyectos relacionados con esta temática, incluidos la TLMM y el Centro Edén para Niños Discapacitados (ECDC, siglas en inglés), una organización no lucrativa independiente con la que comparte nombre.
Wu Shu-fen, directora general de la División de Desarrollo Internacional de la ESWF, señaló que la fundación proporciona a las organizaciones asociadas recursos de financiación y desarrollo de capacidades para ayudarles a lograr los objetivos de la misión a largo plazo. “Asimismo, buscamos empoderar a los beneficiarios de la ayuda, aumentando su autoestima y mejorando sus posibilidades de ganarse la vida”, indicó Wu.
El ECDC se estableció en el año 2000 como la primera ONG de Myanmar dedicada a ayudar a los niños con discapacidades. Con el apoyo de su homólogo de Taiwan, el centro ofrece clases educativas, de rehabilitación y vocacionales a unos 200 jóvenes. También organiza programas de capacitación para maestros de educación especial y profesionales médicos, y además dos fisioterapeutas del ECDC completaron un curso de cuatro semanas en el Hospital Cristiano Changhua, en el centro de Taiwan, a principios de este año.
Los receptores de prótesis asisten a una ceremonia de donación organizada por la ESWF y la TLMM el 13 de marzo en la región de Bago en Myanmar. (Foto cortesía de la Fundación de Bienestar Social Edén)
Respaldo sólido
Los proyectos de cooperación de la ESWF en Myanmar son posibles gracias al apoyo del Ministerio de Relaciones Exteriores (MOFA, siglas en inglés). Cada año, el ministerio proporciona asistencia financiera y técnica para ayudar a las ONG de Taiwan a expandir su impacto y presencia en el extranjero. Además de Edén, los grupos que han recibido fondos para iniciativas en el país del Sudeste Asiático incluyen la Fundación Zhi-Shan con sede en Taipei y la Fundación Chit Myit Tar, una organización caritativa con sede en Rangún (Yangon) establecida por el político taiwanés Wang Chien-shien.
Según Scott Lai, director general del Departamento de Asuntos Internacionales de ONG del MOFA, Taiwan alberga alrededor de 90.000 organizaciones sin fines de lucro que abarcan una amplia variedad de áreas, como educación, protección ambiental, ayuda humanitaria, asistencia médica y salud pública. Más de 400 proyectos de cooperación iniciados por grupos de Taiwan están actualmente en curso en el extranjero. “A través de la promoción del bienestar y la contribución de sus conocimientos, las ONG desempeñan un papel crucial en la mejora de la visibilidad global de la nación”, apuntó Lai, añadiendo que “sus actividades son una forma efectiva de diplomacia”.
En un viaje de investigación a Myanmar en septiembre del año pasado, Lai fue testigo del trabajo de las fundaciones de Taiwan, describiendo sus esfuerzos como impresionantes e impactantes. “Nuestras organizaciones humanitarias no solo le dan a los desfavorecidos peces, sino que también les enseñan a pescar”, indicó Lai, añadiendo que “los programas de la ESWF, por ejemplo, están ayudando a los niños con necesidades especiales a prosperar, y permitiendo que las personas lesionadas por las minas terrestres reconstruyan sus vidas”.
El Centro Edén para Niños Discapacitados se asocia con la ESWF para ofrecer clases de educación, rehabilitación y vocacionales a unos 200 jóvenes en Rangún (Yangon). (Foto de Chen Mei-ling)
Al igual que Edén, Zhi-Shan ha trabajado durante décadas para mejorar las vidas de los niños necesitados. Desde sus inicios en 1995, la fundación ha implementado una serie de programas de apoyo educativo en el país y en el extranjero. Su esfuerzo más reciente es un proyecto de desarrollo y cuidado de la primera infancia basado en la comunidad de la región de Mandalay en Myanmar, lanzado en colaboración con la división local de la ONG global Plan Internacional.
Según el director ejecutivo de Zhi-Shan, Jay Hung, Myanmar tiene la tasa de mortalidad infantil y de bebés más alta en el Sudeste Asiático debido a factores como los servicios médicos inadecuados y la escasa información sobre salud pública. En vista de su enfoque en el desarrollo y la educación de la primera infancia, la fundación se sintió obligada a intervenir y brindar asistencia. “Taiwan tiene una gran experiencia en programas preescolares, y queremos compartir esta experiencia con otros países”, apuntó Hung. La intervención temprana puede mejorar significativamente las trayectorias de desarrollo, haciendo que el cuidado infantil sea una de las inversiones de capital humano más rentables, agregó el director ejecutivo de Zhi-Shan.
Durante los últimos dos años, Zhi-Shan ha trabajado con Plan Internacional Myanmar para establecer tres guarderías en Mandalay destinadas a niños de hasta 3 años de edad. Los grupos también se han asociado para organizar talleres dirigidos a padres, maestros y voluntarios sobre temas tales como herramientas educativas, materiales de juego y estrategias de enseñanza.
La Fundación Zhi-Shan, con sede en Taipei, ofrece talleres para padres y servicios de cuidado infantil a familias desfavorecidas. (Fotos cortesía de la Fundación Zhi-Shan)
“Nuestros programas ayudan a explicar los conceptos de higiene y nutrición para que las familias estén mejor informadas sobre cómo cuidar a sus hijos”, apuntó Hung. “El objetivo es fomentar un sistema holístico de desarrollo de la primera infancia”, remarcó el director ejecutivo de Zhi-Shan, añadiendo que más de 2.000 padres y voluntarios de la comunidad han utilizado los centros de cuidado infantil y han participado en los talleres hasta la fecha.
Gracias a la financiación del MOFA, así como a los ciudadanos y empresas de Taiwan, Zhi-Shan está buscando expandir sus proyectos en Myanmar, apuntó Hung, añadiendo que “nuestra asociación con el ministerio nos ha permitido brindar servicios más efectivos y esperamos profundizar aún más nuestras relaciones de colaboración en el país”.
Construyendo puentes
De manera similar, el presidente de la Fundación Chit Myit Tar, Mike Chao, apuntó que el apoyo financiero del MOFA ha permitido a su organización ampliar sus operaciones. Nacido en Myanmar, Chao señala que “con el bajo producto interno bruto per cápita del país y el presupuesto limitado para infraestructuras de salud, sanidad y educación, el pueblo de Myanmar necesita asistencia en muchas áreas”, añadiendo que “estamos haciendo todo lo posible para ayudar a todos los que podamos”.
Chao, quien estudió en Taiwan en la década de 1980, remarcó que se inspiró en el deseo del fundador de la fundación, Wang Chien-shien, de ayudar a los necesitados, independientemente de su raza, religión o nacionalidad. “Su benevolencia me dejó una marca y siento la gran responsabilidad de hacer algo para ayudar a la gente de aquí”, indicó Chao.
Los orfanatos administrados por un monasterio budista y misioneros cristianos se encuentran entre los beneficiarios de fondos de apoyo de la Fundación Chit Myit Tar. (Fotos de Chen Mei-ling)
Chit Myit Tar tuvo su origen en un viaje que Wang y su esposa llevaron a cabo en Myanmar en 2012. Profundamente afectados por las escenas de pobreza, decidieron establecer la organización benéfica con el objetivo de impulsar el acceso a la educación y la infraestructura. Tras ver a estudiantes que luchaban por concentrarse e incluso se desmayaban durante las lecciones, Wang hizo del desayuno la máxima prioridad de su organización.
Desde que comenzó a operar en 2013, Chit Myit Tar ha entregado comidas a más de 210.000 alumnos. También construye puentes y escuelas, cuida de huérfanos y cava pozos en comunidades rurales. “Dado que muchos niños han perdido a sus padres por conflictos o drogas ilegales, ofrecemos subvenciones a orfanatos para ayudarles a mejorar los estándares de atención”, apuntó Chao, añadiendo que “los pobres también son los más afectados por la limitada infraestructura del país, con muchos aldeanos, incluidos estudiantes, arriesgando sus vidas mediante el uso de puentes de bambú destrozados”.
Según Chao, trabajar con la Fundación para Personas Mayores sin Hijos de Taiwan, otra de las organizaciones benéficas de Wang, le brindó información invaluable en áreas como las estrategias de recaudación de fondos y la gestión de subvenciones y proyectos. Dicha experiencia es difícil de obtener en Myanmar dado el estado de desarrollo del sector de las ONG del país, apuntó Chao, añadiendo que “debido a mi participación en los programas de ayuda humanitaria, me he dado cuenta de que es mejor dar que recibir”.
Chit Myit Tar, con sede en Rangún (Yangon), ofrece comidas a los escolares. (Foto cortesía de la Fundación Chit Myit Tar)
Lai señaló que es gratificante ver que las ONG de Taiwan están ayudando a aliviar la pobreza y empoderar a los niños y familias desfavorecidos en Myanmar. “Como nación económica y tecnológicamente avanzada, Taiwan tiene la capacidad de respaldar el desarrollo global”, remarcó el funcionario del MOFA, añadiendo que “a través de la colaboración entre los organismos públicos y las ONG, Taiwan está trabajando de manera pragmática y profesional para contribuir a la comunidad internacional siempre que sea posible”.